Este
domingo quince, sobre las 16:48, el blog ha alcanzado el medio millón de
visitas. Aunque, insisto, el blog surgió como una especie de base de datos
móvil para tener a mano la jurisprudencia y otros enlaces de interés, lo cierto
es que no tiene nada que ver con aquel cigoto que eclosionó en la blogosfera en
abril de 2012. Deseo agradecer a todo el público, en especial a los fieles suscriptores, los comentarios que se van dejando y que me animan a seguirlo ampliando, en especial en esos días en que se hace especialmente duro.
Bien
es cierto que no sólo contiene estudios estrictamente jurídicos y
jurisprudenciales, de mayor o menor calado en función de lo que domine la
materia, el tiempo de estudio que le haya podido dedicar o, sencillamente, el
tiempo y ganas que tenga ese día de publicar algo, sino que también se han
subido algunos artículos que buscan ir desperezando esa suerte de aletargada
conciencia-enjambre de la fiscalía.
Por
otro lado, entiendo que un profesional, independientemente de que pertenezca al
sector público o privado, no puede dejar al margen las redes sociales. Ofrecen
muchas oportunidades laborales, que en mi caso se han traducido en conferencias
en varias ciudades y ante instituciones de no poco prestigio en las mismas y,
sobre todo, te permiten conocer a profesionales muy complementarios. No hace
mucho tuve una reunión improvisada con un relativamente alto cargo de la AEAT y
comentaba él que la Administración ha visto tan sobredimensionado su trabajo,
que no nos podemos seguir permitiendo hacer como tiempo atrás: cada trabajo una
especie de obra de orfebrería. La masificación de expedientes de todo tipo y su
variedad te obligan a tener necesariamente a mano a otra gente que te puede
aportar información muy valiosa y complementaria que, por falta de tiempo y de la
exigencia de un conocimiento casi humanista, es imposible adquirir por uno
mismo. Y la fiscalía no debe pretender mantenerse como un ente aislado del
resto del mundo civilizado. Por ahí hay mucha gente altamente cualificada, como
abogados, miembros del CNP, Guardia Civil, Servicio de Vigilancia Aduanera,
especialistas en inteligencia económica, periodistas jurídicos, peritos y un
largo etcétera. Tan sólo hay que saber dónde localizarlos y las RRSS son un muy
buen lugar (en especial Linkedin y en menor medida Twitter). En resumen,
recomiendo a todos los contactos, especialmente a funcionarios y muy
especialmente a los fiscales que siguen el blog que se zambullan en el
apasionante mundo, adoptando las cautelas que considere cada cual.
Además,
se pueden establecer canales de aportación de ideas, aunque sean
contradictorias, como en este post en el que alego 18 causas para dar la instrucción al fiscal y que ha sido contestado punto por punto por un magistrado. Aunque no he participado en
ninguno hasta la fecha, he visto interesantes “retoblog” en los que se propone
un tema, por ejemplo si las injurias por Internet deberían estar penalmente
perseguidas o no, con las respuestas en cada blog de los participantes.
En
otro orden de cosas, el pasado jueves 12 tuve la más grata de las experiencias
como conferenciante en el IE Law School en Madrid. Invitado por el abogado
Carlos Saiz, presidente de Cumplen y abogado en Ecix, se me había encomendado hablar
de “Requisitos
y características de los delitos de Cohecho y Corrupción en el Código Penal. La
aplicación práctica y extraterritorialidad de normas como UK Bribery Act en
empresas filiales españolas. Casos prácticos y jurisprudencia.”. Hora y media de una materia que no prometía ser,
precisamente, un paseo militar.
Como
llegué demasiado pronto, pude asistir a la clase de José Manuel Cerdeira
Estirado, Director de Compliance de
Western Union para España y Portugal, que nos habló de la segunda parte de
blanqueo de capitales y financiación del terrorismo (la anterior clase se había
dado el miércoles) y ciertamente fue muy pero que muy amena. Tomé unas cuantas
notas mentales de sus lecciones, porque la frontera entre el derecho
administrativo y el penal, en esta materia del blanqueo, es absolutamente difusa.
Luego me tocó a mí y ciertamente aquello fue un espectáculo y no por mí, sino
porque el alumnado, unos 45 asistentes de perfil +35 años, abogados de
despachos importantes/muy importantes, gente especializada en el compliance, peritos, algún economista,
etc., hizo la experiencia, para mí, buenísima. Se comentaron casos de
sentencias que previamente les había facilitado, examinamos casos de actualidad
y temas a día de hoy no tratados ni en la Ley ni por sentencias pero, sobre
todo, me inflaron a preguntas. Jamás he tenido un público que haya exprimido
tanto al conferenciante, literalmente hablando. Antecedentes penales de las
personas jurídicas, los lobbys, los
cuatro tipos de cohecho que hay desperdigados por el Cp (286 bis, 419, 427. 1 y
445 Cp), la relación con el tráfico de influencias, la FCPA norteamericana, el
riesgo reputacional de un proceso por esta materia, la posibilidad de tener un
juicio rápido por conformidad de la persona jurídica poniendo a los pies de los
caballos a otra gente, fútbol y persona jurídica penalmente responsable, etc.,
fueron algunos de los muchos temas tratados.
Como
ya tenía el listado de asistentes por adelantado me preocupó un poco la
heterogeneidad de la procedencia de los asistentes, porque la materia es idónea
para apasionar a la gente o aburrirla soberanamente. Sin embargo, insisto, más
de una cuarta parte de la clase se dedicó a responder preguntas y algunas
fueron tan interesantes que me quedan como temas pendientes para futuros post,
porque es complicado dar respuestas cerradas en estas materias.
Espero
que pueda seguir conociendo a profesionales tan magníficos, a buena parte de los
del 12 ya los he fichado por Linkedin, porque es una pena privarse de tanto
conocimiento recíproco por el inmovilismo institucional, el miedo a lo desconocido
o simplemente la falta de ganas de aprender de los demás.
Pensamiento
del día: “Un tigre no pierde el sueño por
la opinión de las ovejas” (refrán asiático).
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