domingo, 24 de febrero de 2013

La cara B del funcionariado


La cara B del funcionariado




He de reconocerlo. Estaba repasando algunos blogs cuando me he encontrado en medio de los comentarios de un post de uno especializado en derecho administrativo la visión de la función pública expuesta de una forma muy concisa, muy fatalista y, a la vez, muy realista. Debo confesar que estoy casi al 100% de acuerdo con los dieciocho puntos que da su redactor. El autor de los comentarios se denomina “Sed Lex” y define la carrera funcionarial así:

“En fin, XXX, aún siendo buenos y deseables tus consejos (de hecho yo intento guiarme por directrices muy similares), sí que conviene desengañar al que desconoce este mundo (para que no lo confunda con los mundos de Yupi) y decirle:
1.- Que por desgracia en este país valen mucho más los conocidos que los conocimientos (incluso para acceder a la función pública en muchos casos y mucho más una vez dentro).


2.- Si alguien aspira a promocionar le conviene tener afinidad política (y ejercerla con carné del partido) con el partido que tenga tendencia a dominar en su administración. Y no digamos un amigo o familiar en su cúpula. Su abanico de posibilidades se agrandará sobremanera. Esto es aún más necesario si se aspira a acceder a una administración que no es la tuya.
3.- Estar preparado y al día en la normativa tiene un gran riesgo y es que luego se quiera aplicarla, y eso no gustará a tus jefes. La ignorancia es mucho más osada y ayudará a firmar todo aquello que te pongan delante, lo cual te granjeará bastantes menos enemigos. Evidentemente esto te puede traer problemas en el futuro, pero la probabilidad (al menos hasta ahora) es bastante escasa si tienes un jefe que te ampare y al que has mostrado tu lealtad más allá de la legalidad.
4.- Conviene ser competente, pero nunca te hagas imprescindible; como seas imprescindible jamás te dejarán moverte; sin embargo al incompetente se le quitarán del medio aunque sea promocionándole. De hecho hay una regla que dice que en la administración (como en toda gran organización) se asciende hasta el límite de la incompetencia (ojo, dije bien de la incompetencia, no de la competencia, no confundir).
5.- Por supuesto es mucho más rentable ser un lameculos con tus jefes que cantarles las verdades del barquero; en la administración no pongas nunca patentes los problemas que ya existen; es mucho mejor su negación y mirar para otro lado; a los jefes (todos ellos políticos o polilticastros) no les gustan los problemas (aunque sea para intentar resolverlos); no se te ocurra ponerlos sobre la mesa o te tacharán de tocapelotas, y ese sambenito (más que etiqueta), sí que no te la vas a quitar.
6.- Olvídate del principio de legalidad; eso sólo sirve en las oposiciones; en la administración no se lo cree nadie (o solo relativamente); es mucho más importante el principio de “flexibilidad”. La ley es flexible y siempre se puede retorcer. “Si lo hacen hasta los jueces….”
7.- Este otro consejo es un poco soez; abstenerse sensibilidades delicadas: un principio que no conviene olvidar es el de que el político (léase jefe) aplica la máxima de que “al amigo el culo, al enemigo por el culo, y al indiferente la legislación vigente”. Conviene conocer quién es quién (no los tuyos, los del jefe).
8.- Si aspiras a promocionar te conviene pillar esa comisión de servicio que te desaconsejaba XXX… de hecho la comisión de servicio (en la práctica una libre designación encubierta) es el patrón del traje por el que te cortarán el que te hagan (si con lealtad más allá de la norma te lo ganas) en el concurso posterior para acceder a plazas de mayor nivel…
9.- (y me niego a dar diez, aunque posiblemente podría darte muchos más): No olvides que eres mortal, como los Césares…; en la administración cuando consigues un puesto de funcionario te dicen eso de ¡qué suerte, un trabajo para siempre!. Pero nada es para siempre, nosotros también caducamos… Ni siquiera es para toda la vida (tan sólo para la vida laboral, que parece larga, pero no lo es tanto, y cómo el rollo de papel higiénico, cuanto menos queda más deprisa se gasta). Conviene no olvidarlo si quieres mantener un mínimo de ética y dignidad. Cómo la Justicia pon en una balanza qué pesa más para ti si esto o la promoción, lo que la gente llama éxito profesional y el sueldo… y decide… hagas lo que hagas tendrás la sensación de que te has equivocado… A no ser que lo tengas muy pero que muy claro… Yo aún no lo pienso y ya llevo unos cuantos trienios, pero la tentación siempre estará ahí…

Y podría darte otros nueve consejos para continuar:
10.- Si por casualidad como funcionario eres letrado olvídate de contestar a los recursos administrativos de acuerdo a la buena fe, confianza legítima y objetividad; la premisa de la autoridad será contestar NO por sistema y siempre; y a partir de aquí búscate la vida para intentar encontrar un punto de apoyo aunque no sea sólido (ya harán que lo sea).
11.- Si te toca ser juez de lo contencioso, tienes algo más independencia que el anterior, pero tu labor fundamental conviene que sea basarte en ese punto de apoyo para seguir con el NO; ya se encargarán los tribunales superiores de facilitarte doctrina o jurisprudencia para que lo consigas. Es muy conveniente ser sordo del oído derecho. [NOTA: El oído derecho es el que da hacia el lado del demandante, en el caso del contencioso habitualmente el ciudadano que recurre contra la Administración].
12.- Por las mismas razones, si eres funcionario normalito (de los de a pie), olvídate de recurrir cualquier cuestión en materia de personal; ya te han quitado la posibilidad de defenderte a ti mismo, pero además te clavarán con tasas y costas… Vamos, que tras de cornudo, apaleado… Sólo recurre si te va mucho en ello, que tampoco el sueldo está para lujos y dispendios, y esto de recurrir se ha convertido en eso. Al principio sentirás una cierta indefensión, pero luego te irás acostumbrando a base de vaselina.
13.- Si te toca llevar a cabo labores de inspección acostúmbrate a que tus jefes te dejen tirado si lo que reflejas en tus actas puede quitar votos o no conviene meneallo. Por supuesto ante cualquier problema también es posible que te dejen en la estacada. Es conveniente hacer un máster sobre “dónde no meter nunca las narices”. Y eso a pesar de que sólo aplicas las normas que ha hecho el poder legislativo y ejecutivo (que hoy por hoy son el mismo) pero, como te decía antes, una cosa es la legalidad y otra la flexibilidad. Eso sí, ante un problema Dios te libre de no haberlas aplicado.



14.- Si te toca atención al publico, acostúmbrate a ser la cara amable de la administración para que te la rompan. De muchas cosas no eres ni mínimamente responsable, pero te han puesto para eso ahí… Antes iba en el sueldo (ahora lo dudo).
15.- No hagas planes contando con ingresos asegurados; recuerda, tu trabajo es fijo, tu sueldo no.
16.- Te hablarán de milongas como la “carrera profesional”. No te las creas, no está el horno para bollos y será un paripé… cantos de sirena…
17.- ¿Cuando opositaste creías que tu trabajo era un chollo en cuanto a horario o días de libre disposición?. Siento desilusionarte. Ahora trabajamos las mismas horas y tarde que en cualquier sitio y a veces más. Tenemos menos días (muchos convenios incluyen puentes y por supuesto días de libre disposición o vacaciones). Eso sí tu fama de vago no te la quitarás. Has currado mucho para la oposición, siempre tuviste un buen expediente académico, a base de codos…, pero todo eso en este país no es trabajar. Si eres funcionario ya eres un vago per se, sólo porque la mala gestión haga que el trabajo venga a panzadas… Es inútil luchar contra esa etiqueta… al final te entrarán ganas de darles la razón… sobre todo cuando todo esto empiece a desmotivarte. Pero “saca dientes” como recomendaba La Pantoja, y tira para alante… mejor que te tengan envidia que no lástima.
18.- Reconócelo: tú eres el causante de la crisis. No importa que nunca te hayas endeudado, que pagues impuestos por todos tus ingresos escrupulosamente (cosa que nadie más hace en este país donde el sobrecito o los ingresos en B son la norma), o que tengas un sueldo menos que digno para tu categoría… Para lo que haces, demasiado cobras y eres una lacra y una rémora para una sociedad avanzada, competitiva y neoliberal… Los médicos privados son mucho más productivos que los públicos o los guardias jurados que los policías, ya que su sueldo es mucho menor… Nunca se tendrá en cuenta al hacer el cálculo lo que revierte vía impuestos o la seguridad que da la independencia en cuanto a que no habrá ánimo de lucro en los servicios que reciban… Tú eres el único culpable de la crisis, y como tal debes pagar el rechazo de la sociedad por tener una profesión vergonzante.”



El enlace:
http://contencioso.es/2013/02/10/consejos-practicos-para-sobrevivir-como-funcionario/#comments



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