Internet
es un lugar del que se puede aprender mucho, pero en el que bastantes más veces
de las deseables se pueden leer cosas carentes del más mínimo fundamento. Con
ocasión de un post del blog ¿Hay Derecho?, en el que se comparaban en algunos aspectos, y sin entrar en
excesivas profundidades, a las policías norteamericanas y española, he podido
leer unos cuantos comentarios en Twitter que no pueden dejarme sino asombrado,
máxime proviniendo de gente del ámbito universitario.
Tal
vez el lector recuerde a una abogada que fue entrevistada en un programa nocturno
de televisión y que afirmó rotundamente que en España en las comisarías y
cuarteles se torturaba habitualmente a los detenidos. Todo esto en presencia de
un fiscal jubilado y un ex juez expulsado que, para mí, guardaron un
inquietante e indebido silencio. Dichas desproporcionadas y genéricas
manifestaciones le valieron una querella por varios sindicatos policiales,
según consta en noticias como ESTA.
Nunca
podré estar de acuerdo con el linchamiento a colectivos, incluso en el caso de
que se demuestre puntualmente algún hecho de ese tipo. Ni en el caso de que se
sorprenda a un español abusando de niños en Cuba o Tailandia nos convierte a
todos en pederastas, ni ninguna generalización es buena. El problema radica en
que España el cobarde anida excepcionalmente bien en Internet.
En
la imagen de arriba tenemos un claro ejemplo. Un modélico ciudadano anónimo que
se permite decir que el funcionario policial se tiene que aguantar los
insultos. Todo lógico y que explica la situación general del país, donde se
permite que algunos energúmenos se alcen contra el profesor que ha puesto malas
notas al hijo o contra el médico o sanitario que en el hospital no le atiende
según le gusta. No digo que si le insultan le tenga que devolver un porrazo,
pero tampoco debe aguantarse lo que sea. De hecho, tal y como me advirtió una
funcionaria, llegó a la prensa una noticia de un juicio rápido en el que el
acusado firmó una conformidad, indemnizando en 800 € a cuatro policías a los que insultó continuadamente, noticia que
ha trascendido a la prensa y ya es cosa juzgada en todo caso.
El
problema surge cuando, además, esto viene refrendado por profesores universitarios.
En el caso que nos ocupa, el profesor titular de Derecho Administrativo de
Valencia Andrés Boix Palop, junto a varios anónimos, se dedican a jalear esa
idea. Dejo el enlace AQUÍ, sin
perjuicio de añadir algunas capturas.
“En España la poli zurra como en ningún país
civilizado. Todas: CNP, GC, autonómicas y locales”.
Desde
luego, de torturas o en general funcionarios golpeando a ciudadanos, detenidos
o no, sólo he tenido un asunto en siete años de trabajo. Pero uno denunciado,
no archivados, con absolución, etc. Es decir, en total. Y digo esto porque, porcentualmente, he
tenido más abusos sexuales a menores, homicidios, delitos económicos… y
detenciones, sin embargo, se producen todos los días en todas las poblaciones
de un mínimo tamaño. Entiendo que alguien con una formación tal que le permite
alcanzar una plaza fija universitaria debería ser de los primeros en salirse
del prototipo del español que ruge sus furias en el bar y actuar si de verdad conoce algo así. En fin, denunciar un delito del que se tenga conocimiento no es
que sea ya un deber ciudadano y legalmente impuesto, sino que en el caso de los
funcionarios es un deber reforzado con un delito concreto (408 Cp). Si se
presencia uno tiene el deber de actuar, teniendo incluso la opción de
constituirse como acusación popular. Sin embargo, y eso me temo, creo que
estamos más bien ante la presencia de alguien que inopinadamente suelta eso sin
el más mínimo rigor que se ha de esperar de quien sienta cátedra.
De
hecho, y es algo que me suscita serias dudas, si un abogado o profesor universitario
conocen eso, siendo sectores profesionales particularmente avanzados a nivel de
formación, ¿por qué no lo denuncian ellos mismos identificando a concretos
autores? No me fío excesivamente de bastantes organizaciones internacionales
que señalan esto porque no se corresponde con lo que yo veo en el trabajo del día
a día ni por asomo. Si no ¿por qué los afectados y los propios abogados no
denuncian los hechos? Si está detenido el forense puede determinar claramente
si tiene golpes y si se han producido en las horas inmediatamente anteriores.
Se pueden presentar denuncias en distintas oficinas policiales y en el juzgado
de guardia, con lo que no hay excusa y todo lo demás es pura demagogia en el país
donde lo habitual sí es la crítica de taberna y poco consecuente.
Si la materia es de vuestro interés,
podéis seguir otros enlaces similares con las etiquetas que constan al final
del post o usando el buscador que aparece en el lateral derecho. También, si es
de vuestro gusto y deseáis estar informados al instante sobre las novedades de
este blog, podéis seguirlo suscribiéndoos en el lateral derecho del blog, o en
A lo largo de mi vida (aún cortísima jajaja) he podido comprobar, al igual que reflejas en esta entrada, que inteligencia, memoria, adquisición de conocimientos, coherencia, sentido común, capacidad de discernir y otras cualidades no siempre van de la mano y, sobre todo, que con la obtención de un título solo se adquieren conocimientos (y no siempre), el resto son cualidades ligadas a las personas, no a la carrera.
ResponderEliminarBuenas tardes:
ResponderEliminarTiempo hace que deje de vincular la formación reglada a la inteligencia y la capacidad de análisis racional.
Estas opiniones siguen la linea "ideológica", por desgracia común en determinadas "conversaciónes de bar", que determina que todos los inmigrantes son por definición delincuentes.
Mi trabajo como funcionario en una población de mas de 70.000 habitantes donde el 25% de la población es inmigrante; lugar donde el paro no entiende de nacionalidades, me muestra -resultado contrastado mediante la correspondiente estadística- que el 98% de los delitos y faltas los cometen autóctonos de pura cepa.
Esta simple observación -dura de alcanzar para alguien que solo tiene la E.G.B- me mostró que generalizar sobre algo que no se conoce con detalle es peligroso, o como poco, extremadamente injusto. Decir que los policias somos torturadores por naturaleza es, sencillamente, producto de esa afición tan patria de darle al pico sin tener conocimiento ni causa.
Las conversaciones de bar (ahora en redes sociales) no entienden de capacidades intelectuales, clases, sexos o cualquier otra condición personal. Así que cuestiones que implican a los inmigrantes como delincuentes, a los policias como torturadores, a los políticos como corruptos, ... de manera general, es simple y llanamente la gran lacra de este país.
Un saludo cordial.
José Rodríguez.
nada nuevo bajo el sol, el mismo día, y en la misma barra de bar, el mismo u otro cateto semejante dirá: "entran por una puerta y salen por la otra" "en la cárcel tienen piscina y pista de squash", lo triste es que tengan que ser los sindicatos y no la administración los que denuncien a los que sueltan semejantes perlas.
ResponderEliminar