Desde la LO 7/2012 no hay margen de duda y el límite para determinar si estamos
ante la aplicación o no del subtipo agravado de especial cuantía es de 600.000
€.
Para los delitos cometidos antes de la entrada en vigor de dicha LO
7/2012 el criterio no es sólo aplicable por analogía, sino que la STS 425/2012,de 19-I, ponente Excmo. Carlos Granados Pérez, dice en su FJ 7º (f. 20 y ss de
la sentencia):
“Se alega que la sentencia ha apreciado en dos de
los impuestos el subtipo agravado de especial trascendencia y gravedad de la
defraudación atendiendo al importe de lo defraudado, lo que se dice equivocado
ya que no tiene justificación en el texto de la norma, especialmente si se
valoran los hechos desde la perspectiva del bien jurídico protegido.
No existen
precedentes en la Sala que se pronuncien sobre los criterios a seguir para
apreciar que estamos ante el supuesto de especial trascendencia y gravedad de
la defraudación atendiendo al importe de lo defraudado.
No nos sirve el
criterio cuantitativo determinado y previsto en los delitos contra el
patrimonio ya que en ellos se parte de bases absolutamente dispares, en cuanto
en esas figuras delictivas, con independencia de la cuantía, siempre constituiría
una infracción penal, que será delito si supera los 400 euros y falta si no
alcanza esa suma, a diferencia del delito fiscal que sólo es infracción penal,
como delito, a partir de los 120.000 euros; igualmente difieren en los bienes
jurídicos que se pretende proteger, sin que pueda olvidarse que de seguirse una
mera regla de tres con aplicación del criterio que se recoge en el artículo
250.5º del Código Penal, se exigiría una suma defraudada de más de 15.000.000
de euros lo que supondría tanto como hacer ilusoria la aplicación de esta
agravante específica, que supondría un hecho imponible difícilmente alcanzable.
El Tribunal de
instancia explica, en la página 37 de la sentencia recurrida, que procede
apreciar la especial gravedad atendiendo que en el impuesto sobre el Valor Añadido
la suma defraudada fue de 402.555,65 euros que triplica con creces la
referencia de los 120.000 euros. Con relación al Impuesto de Sociedades no se
aprecia la especial gravedad en el delito correspondiente al ejercicio de 1995
ya que la suma defraudada lo fue de 205.480,62 euros, esto es no dobla los
120.000 euros y por el contrario si se aprecia en el Impuesto de Sociedades del
ejercicio 1996 ya que la suma defraudada lo fue de 749.888,42 euros.
Razones de lógica
y ponderada aplicación de esta agravante específica, atendido el principio de seguridad
jurídica para el logro de la debida unificación en la aplicación de las normas,
nos lleva a considerar que debe existir un criterio que justifique la agravación.
Con esas miras, se
han tenido en cuenta las cuantías defraudadas en los diferentes delitos
fiscales de que ha conocido esta Sala desde el año 1990, siempre que se
hubieran superado los 120.000 euros que actualmente
constituye el listón para apreciar el delito contra la Hacienda Pública. Se han
examinado las cuantías de un total de 108 cuotas, referidas a distintos
impuestos, en las que se superaba los 120.000 euros y la cuantía defraudada
total sumaba 56.064.694,70, es decir más de 56 millones de euros que si se
dividen por 108 nos da una media de cuota defraudada de 519.117,54.
La agravante tiene
que estar por encima de esa media, que supera el resultado de multiplicar por
cuatro la cuantía exigida para que la defraudación pueda ser constitutiva de
delito.
Así las cosas,
atendido que el artículo 305 del Código Penal, en lo que se refiere a la cuota
defraudada, exige una especial trascendencia y gravedad de la defraudación para
imponer la pena en la mitad superior, pena que podría alcanzarse aunque no
concurriese agravante alguna, se
considera adecuada y proporcionada a esa especial trascendencia la suma que
resulte de multiplicar por cinco el límite de los 120.000 euros, es decir, seiscientos
mil euros, que supera en bastante la media a la que se hacía antes
referencia.
En consecuencia,
en el supuesto que examinamos en el presente recurso, sólo se supera esa cuantía
en el Impuesto de Sociedades del ejercicio 1996, ya que la suma defraudada lo
fue de 749.888,42 euros. No sucede lo mismo en el Impuesto del Valor Añadido,
en el que la suma defraudada lo fue de 402.555,65 euros, en el que se aplicó la
agravante por el Tribunal de instancia. Ello determina que se estime
parcialmente el motivo, dejándose sin efecto la agravante apreciada en el
Impuesto del Valor Añadido, debiéndose reducir la pena impuesta por ese delito
a la que corresponda sin la mencionada agravante.”.
Conclusión: independientemente de
si el delito fiscal se ha consumado antes o después de la entrada en vigor de
la LO 7/2012, el subtipo agravado se comete eludiendo el pago de 600.000 €.
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